Interesante artículo de Raúl García Serapio.
Las
ADLs no solo gestionan: conectan, activan y hacen que los proyectos funcionen.
Este artículo es para quienes hacen que las cosas pasen desde lo local
Durante años he participado en distintos proyectos de dinamización de economía local, desde campañas en calle hasta iniciativas digitales. Y si algo tengo claro es esto:
El éxito de un proyecto no depende (solo) de la tecnología, sino de quién lo empuja desde el territorio.
Y ahí, los agentes de desarrollo local —se llamen ADLs, dinamizadores económicos, técnicos de promoción o responsables de desarrollo territorial— juegan un papel que va mucho más allá de organizar cursos o lanzar subvenciones.
El
puente entre lo técnico y lo real
En 2024, según datos compartidos durante el II Foro Nacional de Agentes de Desarrollo Local, en España se identificaban más de 800 estructuras locales con funciones similares a las ADL. Algunas con una sola persona para todo el municipio, otras con equipos completos especializados. Todas con algo en común: su conexión directa con el territorio.
Cuando aterrizamos un proyecto de dinamización de economia local en un nuevo municipio, hay una pregunta que siempre hacemos: ¿Quién conoce la ciudad mejor que el callejero?
La
respuesta ideal: esa técnica o técnico que no necesita planos para saber dónde
están los comercios más activos, las asociaciones más movilizadas o las zonas
con más potencial de dinamización.
Ese perfil es oro. Y casi siempre está en una ADL.
Porque
las ADLs son uno de los pocos espacios de la administración que conectan lo técnico
con lo humano. Que entienden el Excel, pero también al vecino. Que pueden
saltar del pleno municipal al WhatsApp del comerciante.
De
proyectos de comercio... a proyectos de ciudad
Cuando una ADL se implica de verdad —y si cuenta con el liderazgo de un jefe de servicio que sabe lo que tiene entre manos, y además tiene capacidad de coordinar bajo el paraguas de la alcaldía—, el proyecto trasciende. Deja de ser una "campaña para el comercio" y se convierte en un engranaje dentro de una estrategia más amplia.
Cultura,
juventud, turismo, servicios sociales, empleo... Cuando todos esos
departamentos se alinean bajo una misma visión, el resultado se nota: el
proyecto tiene músculo. Y no solo eso: tiene sentido para la ciudadanía.
¿Y
si no se sienten valoradas?
A pesar de su potencial, muchas ADLs arrastran debilidades estructurales. No siempre se les reconoce como actores estratégicos; a menudo, su rol se limita a tareas administrativas y de gestión de subvenciones. La falta de recursos humanos, la escasa formación en herramientas digitales avanzadas y la desconexión con el relato político hacen que sus propuestas tengan menos recorrido del que merecen.
Y sin embargo, en un momento donde la digitalización territorial está en boca de todos, las ADLs tienen una oportunidad enorme de redefinir su papel.
Aquí
viene el problema. Muchas veces estas figuras clave (ADLs, agentes de
desarrollo, dinamizadores...) están infrautilizadas. Pasan más tiempo cuadrando
Excel de subvenciones que liderando acciones con impacto real.
¿Resultado? Desgaste. Frustración. Sensación de estar en tierra de nadie.
Y
sin embargo, en un momento donde la digitalización territorial está en boca de
todos, las ADLs tienen una oportunidad enorme de redefinir su papel.
De
motor silencioso a actor estratégico
Porque también hay fortalezas. Las ADLs son resilientes, están pegadas al terreno y conocen las dinámicas locales como nadie. Saben improvisar, tejer redes, activar recursos donde no los hay. Son capaces de conectar agentes públicos y privados, y de traducir políticas generales en acciones concretas.
Conozco
equipos técnicos que son capaces de diseñar, convocar, movilizar y ejecutar una
acción piloto en una semana. Que se saben los recursos europeos casi de
memoria. Que conocen a los comercios por su nombre. Y que han logrado lo que
muchos estudios no consiguen: que la gente participe.
Pero falta una cosa: reconocimiento.
Por eso, foros como el que se avecina —el III Foro Nacional de Agentes de Desarrollo Local— son clave. Para compartir experiencias, pero también para reclamar el lugar que les corresponde.
Yo
mismo he participado como ponente. Y reconozco que, antes de conocerlo, no
tenía tan claro el alcance real de estas entidades. Después de escucharlas, ver
lo que hacen (con pocos medios y mucha vocación), la percepción cambia.
Conclusión:
valorémoslas... y contemos con ellas
Si queremos que los proyectos funcionen, necesitamos personas que los cuiden desde dentro. Que entiendan el territorio, las relaciones, los tiempos y los códigos.
Y muchas veces, esas personas ya están ahí. En silencio. Esperando que alguien les diga: “tira tú del carro, que yo te sigo.”
Si
trabajas en una ADL o conoces a alguien que lo hace, compártelo. Porque no
hablamos solo de desarrollo local. Hablamos de que las cosas pasen.
Fuente:
rgserapio.com
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