viernes, 7 de agosto de 2015

El turismo responsable, un cambio de paradigma

 
 
 
Las etiquetas son varias, sostenible, justo, ético o ecoturismo, pero la definición de turismo responsable es una única. La Organización Mundial de Turismo Sostenible lo determina como “aquel que satisface las necesidades de los turistas actuales y de las regiones de destino, al mismo tiempo que protege y garantiza la actividad de cara al futuro”.
 


¿Qué implica esto? Que los desplazamientos y estancias en cada uno de los lugares de destino repercuten de forma positiva en lo económico, en lo medioambiental y en lo cultural.
Aquello de viajar a todo tren,  con coche propio o alquilado, con aviones de compañías de bajo precio, con el ánimo de ver muchos lugares en poco tiempo no tiene cabida en esta filosofía. El espíritu que mueve al viajero responsable es otro bien distinto y el de las agencias dedicadas a esta actividad, escasas aún, al menos en España, también. No les obsesionan los datos sobre el número de visitantes y pernoctaciones.
 
Su preocupación es bien distinta, ya que pretenden hacer de los viajes una experiencia única, irrepetible y enriquecedora tanto para el visitante como para el visitado, "partiendo siempre de una visión igualitaria que respete a los otros y a su cultura". Esa es la misión que se propusó Susana Conde, Directora de Agrotravel Turismo Responsable, cuando allá por el 2010 se inició en esta aventura.
Ahora, los kilómetros recorridos y la solvencia de su agencia -referente en este tipo de turismo por su posicionamiento a nivel mundial-, han aupado a Susana Conde al Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC), dónde ocupa un puesto en la junta rectora. Su diagnóstico sobre el futuro del sector es claro: o se emprende un viraje hacia el turismo sostenible o el porvenir será muy negro. "No queda otra opción posible que el apostar por la sostenibilidad y responsabilidad en el turismo. Soy una firme defensora del turismo responsable porque creo que es un turismo que beneficia tanto al viajero como a los locales que reciben turistas. Que ayuda a que esa población local viva mejor, se respeten y cuiden su cultura, tradiciones y el entorno natural. Lo demás es una visión corto placista, que apuesta por el turista a cualquier precio. Si no respetas los recursos, te acabarás cargando el sector".
 
Viajar bajo esta fórmula implica que la producción y comercialización de productos turísticos guarden unos determinados criterios de justicia en cuanto a comercialización y distribución de los márgenes económicos que genera. "El sector debería contribuir siempre al desarrollo de la economía local con un reparto equitativo de los beneficios, generar empleo digno, favorecer a las comunidades locales y poner en valor el patrimonio cultural y natural del territorio. En nuestras propuestas el cliente tiene garantizado que comerá productos autóctonos, que la gente que le atiende no trabaja en condiciones miserables, que los alojamientos son respetuosos con el medioambiente y que vivirá experiencias mucho más auténticas, mucho más cercanas", resalta Conde.
 
 
Esta opción, en auge en otros países como EEUU, Reino Unido o Canadá, encuentra muchos obstáculos para abrirse un hueco entre los turistas españoles. La alternativa a los paquetes turísticos vacacionales se abre paso a marchas forzadas en un sector de competencia feroz entre los grandes touroperadores. Mientras en esos mercados emergentes mueve el 30% del turismo, según datos facilitados por Conde, en Euskadi, Cataluña o Madrid, las comunidades que más lo practican, el porcentaje no alcanza el 10%. 

Más apreciados fuera que en casa

Las pocas agencias que recepcionan viajeros responsables en España no disponen del suficiente número de alojamientos o restaurantes que cumplan con las recomendaciones y buenas prácticas de esta actividad emergente.   "Somos mucho más apreciados fuera que en casa. Nuestros clientes son americanos, canadienses, ingleses o alemanes. Además encontramos muchas menos dificultades para trabajar en otros destinos- ofrecemos hasta 50 distintos- porque nuestro país aún no está preparado para acoger este tipo de viajeros".
 
En Euskadi, por ejemplo, trabajan con dos o tres alojamientos y dos o tres restaurantes. "No nos vale que nos digan que cumplen con los requisitos mediambientales, por ejemplo, que es lo que entienden los establecimientos que tienen que ofrecer. El turismo responsable abarca mucho más y mientras no lo lleven a la práctica, no podrán formar parte de nuestra oferta", aclara Conde. "Nuestro clientes son muy exigentes y rigurosos. No les puedes engañar. Están muy concienciados y si les haces pasar algo que no es justo, ético o sostenible por lo contrario, reclamarán".
 
Este tipo de escapadas incluyen incluso compensaciones simbólicas a las emisiones de CO2 a la atmósfera generadas por los desplazamientos. "Hacemos que el viajero se remangue y plante árboles para rematar el paquete. En nuestro caso no es algo anecdótico. Todo esta enfocado, incluida esa actividad, hacia el cambio real, hacia el turismo sostenible", resalta.
 
 
Fuente: eldiario.es


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