lunes, 15 de agosto de 2016

Cómo preparar tu entrada en el mercado laboral con antelación

 
 
 
Artículo de José Jiménez Alonso:
Cuando alguien ya ha abandonado la universidad y aconseja a un estudiante “aprovechar al máximo” la etapa universitaria, uno piensa automáticamente en disfrutar de la libertad que supone no tener cargas económicas y de disponer de su tiempo libre. Sin embargo, detrás de esta frase se esconde otra faceta más práctica y enfocada a otro tipo de disfrute: aprovechar la etapa universitaria para ir “abriendo boca” respecto al mundo laboral para que no te pille desprevenido llegado el momento.

No son pocas las personas que exprimen al máximo la dulce época de las aulas hasta el extremo de que el momento de buscar empleo se les echa encima antes de lo previsto. Una de las razones, además de creer que el momento nunca llegará, es el pesimismo inaudito que prodigan los medios. Si te dejas amilanar y recurres al “con la que está cayendo” y “las cosas están muy mal”, posiblemente entres en el saco de los que rechazan la idea de buscar trabajo porque “total, no voy a encontrar nada”. Pero debes saber algo: hay otro saco en el que, personas con la misma realidad ante ellos que tú tienes, deciden prepararse antes de terminar sus estudios precisamente para que el mercado y las circunstancias no les pillen tan vulnerables como uno sale de la universidad si no se ha movido antes.
 
Por eso, como te puedes imaginar, yo soy partidaria de interpretar la etapa de estudios como un regalo para ir planificando cuáles serán nuestras opciones, qué queremos hacer, cómo queremos conseguirlo, a qué estamos dispuestos para lograr ese objetivo, etc. Recuerda que aplazarlo o evitar pensar en ello no evitará que el momento llegue. Lo primero que debes hacer es hacerte DOS preguntas.
 
Sí, solo dos:
 
1)      ¿Quieres seguir estudiando o empezar a trabajar? En el caso de querer seguir estudiando, ¿por qué? No será una forma de prolongar la etapa universitaria y postergar la entrada en el mundo laboral, ¿verdad? Si es así, ojo a las razones equivocadas para estudiar un máster. Si, por el contrario, tienes claro que quieres especializarte en X para entonces dar tus primeros pasos, adelante.
 
Cuando se va acercando el abismo del final de la carrera, a muchos les entra el pánico y deciden estudiar un máster por pura inercia con la “excusa” de estar mejor preparados (a veces no tienen claro ni en qué les gustaría especializarse, pero piensan que en el CV quedará muy bien el título). Si no estás seguro de lo que quieres hacer, lo mejor es que vuelques tus esfuerzos en buscar un trabajo y conocer tu sector. Además, ponerte a trabajar no implica descartar la idea de volver a estudiar más adelante (ahora que hay másteres online, por ejemplo). No olvides que pocas cosas te hacen pisar más sobre seguro que empezar a trabajar para darte cuenta de lo que te gusta y lo que no. Una vez toques una o varias ramas, te darás cuenta de si te apetecería dedicar los próximos años a trabajar en ella.

 2)      Si decides que lo que quieres es dar el gran salto y empezar a trabajar, ya tienes una decisión sólida sobre la que dar los siguientes pasos:
 
 
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