Las nuevas tecnologías están produciendo una intensa polarización del
mercado de trabajo. Los perdedores son los empleados de clase media. Los
ganadores, los dos extremos.
¿A qué grupos de población laboral favorecen los avances tecnológicos? Durante años, fundamentalmente en los años 80, se estimó que el cambio estaba sesgado en favor de los trabajadores cualificados frente a los no cualificados por sus mayores habilidades ante las nuevas tecnologías. Pero ya no sucede eso.
Consecuencias políticas
¿A qué grupos de población laboral favorecen los avances tecnológicos? Durante años, fundamentalmente en los años 80, se estimó que el cambio estaba sesgado en favor de los trabajadores cualificados frente a los no cualificados por sus mayores habilidades ante las nuevas tecnologías. Pero ya no sucede eso.
Al contrario, la revolución digital lo
que está provocando es una polarización del mercado de trabajo, y, por ende, de
la distribución salarial, lo que significa que son las clases medias las que están sufriendo con
mayor intensidad los efectos adversos —al menos en el corto plazo— de los avances tecnológicos.Expresado de otra
manera, la participación del empleo en España está aumentando en los dos extremos de
la distribución del salario, mientras que, por el contrario, disminuye para los
trabajadores de ingresos medios.
Esta es la tesis central
de un trabajo académico publicado por la economista Raquel Sebastián, profesora de la Universidad CEU San
Pablo, en el que se constata que la sustitución de mano de obra por máquinas, no solo desplazará a la clase
media, sino que todo indica, aunque todavía no está científicamente demostrado,
que tiende a provocar un significativo "aumento de ladesigualdad económica". Entre otras cosas, porque
ciertos trabajos, ocupados tradicionalmente por las clases medias, son más
vulnerables a la deslocalización que otros menos cualificados.
El trabajo estudia los resultados del
cambio tecnológico sobre el empleo en un periodo de dos décadas (entre 1994 y 2014), y está elaborado,
principalmente, a partir de la Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo y de
la Encuesta de Población Activa (EPA). Su principal conclusión es que la
difusión de la tecnología, impulsada por una caída en los precios en el sector informático, ha
causado un patrón distinto: la concentración del crecimiento del empleo en
ambos extremos de la distribución salarial. "A las empresas —asegura
Sebastián— les es más rentable comprar tecnología que contratar mano de obra".
Esto explica que el
cambio tecnológico esté orientado hacia los trabajos mecánicos —los que pueden ser
sustituidos por máquinas—, lo está produciendo una reasignación del empleo de
las ocupaciones rutinarias hacia
las no rutinarias, que son más difícilmente sustituibles. Por
ejemplo, en el sector servicios de baja cualificación: camareros, chóferes o personal auxiliar.
Según Sebastián, y dado que los empleos más rutinarios se caracterizan por
estar en el medio de la distribución del empleo, son, lógicamente, los más
perjudicados.
Consecuencias políticas
Esta idea ha sido ya
puesta de manifiesto en otros trabajos académicos, y, según la autora del
estudio, debe obligar a los gobiernos a analizar la estructura del empleo para hacer políticas
publicas, ya que tiene indudables consecuencias políticas. De hecho, los
múltiples efectos de los avances tecnológicos sobre el empleo forman parte de
la Estrategia 2020 que ha puesto en marcha la Comisión Europea, y en la que ha
participado la profesora Sebastián.
En esta línea, un trabajo reciente publicado en Fedea
por Lucas Gortázar, de
la Universidad del País Vasco, constata que sí existe evidencia clara de que la
penetración de la tecnología en las empresas está generando bolsas importantes
de "perdedores y ganadores", en las que los primeros
se concentran entre los trabajadores que realizan tareas rutinarias y cuentan con cualificaciones y salarios
medios o bajos. Según Gortázar, el problema puede verse agravado por
la aparición de nuevas plataformas y aplicaciones digitales que
tienden a precarizar las relaciones
laborales.
En las recientes elecciones suecas, de
hecho, uno de los factores que han podido influir en el avance del populismo tiene
que ver con que la clases medias, antes muy protegidas por los niveles de
empleo y el Estado de bienestar, se ven más perjudicadas por los la tecnología
frente a otros segmentos de población. Algo parecido sucedió en las elecciones
de EEUU. El triunfo de Trump se ancló, precisamente, en aquellos estados
industriales que sufren más intensamente las consecuencias de las exportaciones
de los países emergentes.
Lo que sostiene el trabajo de la profesora Sebastián es que las
ocupaciones que experimentan el mayor crecimiento del empleo representan una
mezcla de ocupaciones elementales,
como trabajadores de servicios personales o seguridad, además de ventas. Estos
resultados confirmarían que el aumento del empleo en la parte inferior de la distribución salarial se
debe principalmente a la expansión de la ocupación en el sector servicios.
En cuanto a las ocupaciones intermedias,
que incluye a empleados de oficina, trabajadores del metal, maquinaria y
oficios relacionados, además de trabajadores de precisión, artesanía, impresión
y comercio, son los que registran la mayor pérdida de empleo, obteniendo
puntuaciones más altas. Precisamente, por su carácter rutinario.
Finalmente, dentro del
grupo de las ocupaciones mejor remuneradas, profesionales, físicos, matemáticos
o ingenieros son los que experimentaron el mayor crecimiento del empleo. Estas
ocupaciones puntúan más alto en la dimensión abstracta que en la tarea manual.
Estos empleos, como se sabe, requieren tareas tales como flexibilidad, resolución de
problemas, creatividad y comunicación compleja. Por lo tanto, la probabilidad
de que "la tecnologíasustituya a los trabajadores en
la realización de estas tareas es muy limitada", sostiene el estudio. No se trata
de un fenómeno español. "Toda Europa", asegura Sebastián, "sufre
el mismo fenómeno".
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