lunes, 25 de marzo de 2019

La revolución RPA o cómo acabar con las tareas más aburridas de toda oficina



La automatización robótica de procesos (más conocida como RPA, por sus siglas en inglés) promete librarnos de los trabajos más frustrantes.


Todos los hemos vivido en mayor o menor medida. Hablamos de trabajos rutinarios como cortar y pegar datos de un sitio a otro; generar informes estandarizados que incluyen datos de las mismas fuentes; o responder y archivar correos de pedidos o solicitudes con respuestas tipo que bien podría rellenar un robot. Y no es que podría, es que puede.
Según datos de la consultora Cognizant, el 22 % del tiempo de los trabajadores se pierde en realizar tareas repetitivas.
Cuando hablamos de automatización pensamos en robots humanoides que vienen a quitarnos el trabajo (puede que incluso se vuelvan díscolos y decidan acabar con la vida en el planeta Tierra), pero los robots que están empezando a realizar ciertos trabajos de oficina tienen poco que ver con este imaginario.
La automatización robótica de procesos (más conocida como RPA, por sus siglas en inglés) es una forma naciente de automatización que replica las acciones que un ser humano realiza frente a un ordenador. Su objetivo principal es hacerse cargo de tareas repetitivas que, hasta la fecha, tenían que realizar los humanos.

En los últimos tres años las tecnologías RPA han empezado a ganar protagonismo, pasando de ser una tecnología de nicho para empresas de informática a estar disponible como una herramienta más para todo tipo de sectores.
Uno de los sectores en los que ha supuesto un impacto mayor es en la banca, donde hasta la fecha se seguían realizando de forma manual numerosas operaciones. Según datos de la consultora Juniper Research, el ‘software’ RPA para banca, y sus servicios asociados, alcanzará un impacto económico de cerca de 900 millones de dólares en 2022, frente a los 214 millones en 2018, una suposición que a su vez parte de la estimación de que su uso supone para el sector ahorros de hasta un 40%.
Es solo la punta del iceberg. A medida que el software RPA se simplifica de cara al usuario y se especializa en sus cometidos está disponible para cada vez más tareas. Según un informe de Deloitte, una de las consultoras que más ha trabajado en la implantación de estos sistemas –y tiene incluso un centro en Madrid dedicado al asunto–, el 53 % de las empresas ya está inmerso en la implantación de la RPA y el 19 % lo hará en los próximos dos años.

La democratización del RPA

“Creemos que el RPA es un paso más en el proceso de transformación digital que acabarán dando todas las empresas que tengan un componente tecnológico en sus procesos de negocio”, explica a La Información José Ferrer, director de RPA en Teknei, una de las compañías españolas que comercializa ya este tipo de 'software'.
Hasta ahora el RPA había estado limitado a las grandes empresas, que diseñaban programas de 'software' específicos para aquellos procesos que querían simplificar, pero a día de hoy cualquier compañía puede automatizar frustrantes flujos de trabajo que hacen perder un tiempo precioso a los empleados.
Frente a las costosas licencias de RPA de hace solo unos años, por las que se pagaba entre 60.000 y 100.000 euros al año, hoy se encuentran programas por entre 5.000 y 8.000 euros, e, incluso, hay programas gratuitos con las que las empresas pueden empezar a trastear para conocer si la herramienta se ajusta a sus necesidades.
Pero el principal salto de la tecnología ha sido la posibilidad de operar estas sin necesidad de unos conocimientos de programación avanzados. Hasta hace solo unos años las tecnologías RPA requerían de programadores o ingenieros informáticos que las pusieran en marcha, pero el 'software', aunque sigue sin ser un camino de rosas, empieza a ser tan visual e intuitivo que no es necesario saber de programación para poder utilizarlo. Como explica Ferrer, “se trata más bien de entender cuál es la lógica de cada uno e ir haciendo pruebas”.
Procesos que antes se tardaban horas en programar gracias a las nuevas interfaces gráficas se pueden realizar en pocos minutos, lo que facilita enormemente su implementación. Su aspecto y facilidad de utilización ha dado el mismo salto que supuso el pasar de MSDOS a Windows.
“Hace un año empezamos un programa formativo pionero en España para enseñar RPA a profesionales jóvenes con un perfil laboral de gestión de empresas y técnicos administrativos con resultados sorprendentes”, asegura Ferrer. “Hemos comprobado que para poner en marcha RPA es más importante ser espabilado y ágil con las herramientas informáticas que saber programar, aunque esto último obviamente ayuda. Creemos que el mejor resultado se obtiene combinando equipos con perfiles diversos, ya que se complementan mucho, sobre todo a la hora de abordar un proceso nuevo y proponer diferentes soluciones”.

¿Amenaza el RPA nuestro trabajo?

La existencia de un 'software' que puede suplir buena parte de las tareas administrativas puede hacer sudar la gota gorda a muchos trabajadores, que ven cómo peligra su trabajo, pero esto solo ocurre en determinados contextos.
“Automatizar no implica necesariamente reducir empleados”, explica Ferrer. “La mayoría de las personas relacionan de forma directa la automatización con la reducción de puestos de trabajo, aunque lo habitual es que ayude a crecer sin tener que contratar nuevos recursos. A menos que sea una empresa intensiva en recursos humanos que hace tareas mecánicas, a priori no será posible hacer una reducción de personal”.
Por el contrario, el RPA ayuda a eliminar ciertas tareas que resultan frustrantes para los empleados. “Una implicación inesperada que nos hemos encontrado al implantar RPA, es que se eleva la moral de los empleados”, asegura Ferrer. “Aunque haya quien piense que el bot va a robarle su trabajo, en realidad va a hacérselo más sencillo y ameno… Hay cientos de personas haciendo trabajos aburridos y repetitivos”.
Aunque hay poca información pública al respecto, el RPA se está utilizando ya en muchas grandes empresas, que prefieren no revelar su utilización debido a que puede resultar una gran ventaja competitiva. Pero la mejor prueba de su potencial es la importancia que están adquiriendo algunas de las ‘startups’ pioneras en la comercialización de este tipo de 'software'.
Como explica un reciente artículo publicado en la web de BBVA, el sector ya cuenta con sus propios ‘unicornios’, es decir, empresas que sin estar en bolsa superan los 1.000 millones de dólares de valoración. 
Al menos dos empresas juegan ya en esta liga. La compañía californiana Automation Anywhere, que, tras una ronda de 250 millones de dólares en la que participó entre otros Goldman Sachs, ya tiene una valoración de 1.800 millones de dólares; y UiPath, con una valoración de 1.100 millones de dólares.
Las predicciones sobre el sector son extremadamente optimistas. Según un informe de HfS Research, en 2021 el volumen de negocio del RPA será de 12.700 millones de dólares. Morgan Stanley, por su parte, sube la apuesta en otro estudio y eleva el potencial de esta industria hasta los 54.000 millones.
A la vista de estas cifras, no cabe duda de que las siglas RPA dejarán pronto de ser desconocidas para el gran público.

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