Los emprendedores que tenemos en la actualidad en nuestro país son muy diferentes a los que nos encontrábamos hace algunas décadas.
No solo ha rejuvenecido el perfil de las personas que deciden poner en marcha un negocio y ha disminuido la brecha de género, sino que además la motivación intrínseca para lanzarse al complejo mundo de emprender también ha cambiado.Esto es algo que podemos comprobar fácilmente si echamos un
vistazo a nuestro alrededor, pero también ha quedado demostrado a nivel estadístico. El Informe
GEM 2019-2020, elaborado por el Observatorio del
Emprendimiento de España, no presenta grandes diferencias de datos con respecto
a años anteriores, pero nos sirve para darnos cuenta de que poco a poco las
cosas han ido cambiando
El número de emprendedores sigue siendo bajo
A pesar de que ahora hay más gente joven dispuesta a arriesgar y poner en
marcha su propio negocio, lo cierto es que la tasa de emprendimiento sigue
siendo bastante más baja que el resto de los países de nuestro entorno. Son los
propios emprendedores los que reconocen que esto se debe al exceso de burocracia que hay
en nuestro país y lo difícil que puede llegar a ser acceder a financiación y a
ayudas públicas.
En la época anterior a la COVID-19 solo 6 de cada
100 personas se atrevían a dar el valiente paso de emprender, y
tras los últimos acontecimientos existe una gran incertidumbre sobre qué pasará
con el emprendimiento. Aunque es cierto que ahora mismo han surgido nuevas necesidades que
todavía no están cubiertas, las personas con espíritu emprendedor se
sienten un tanto desanimadas por la incertidumbre que estamos viviendo, y eso
hace que no se terminen de decidir a poner en marcha un negocio.
A pesar de que los datos no son demasiado positivos, los expertos en
economía defienden que los emprendedores
van a ser fundamentales en la recuperación no solo del país sino de toda Europa.
Es precisamente ahora cuando más falta hacen personas con espíritu innovador y
que además puedan llegar a generar empleo.
Las mujeres ganan peso entre los emprendedores
Si nos centramos en el perfil de los emprendedores, vemos que este ha
cambiado mucho en poco tiempo. Las mujeres se interesan cada vez más por la
posibilidad de iniciar su propio negocio. Si hace algo más de dos décadas su
presencia en el entorno emprendedor era muy baja, ahora nos encontramos con una
situación totalmente diferente.
El perfil medio de emprendedora es una mujer de
entre 25 y 45 años, con formación superior y experiencia laboral en el sector
en el que emprende. Muchas de ellas son además madres y les
motiva tanto la posibilidad de poder conciliar mejor sus facetas de madre y
profesional como el hecho de que su negocio sea una opción de poder dejar a sus
hijos un mundo mejor.
Aunque el número de mujeres emprendedoras sigue siendo más bajo que el de hombres, en unos pocos años más podría alcanzarse un equilibrio. A ello están contribuyendo medidas que van destinadas a ayudar a mujeres que lo pueden tener algo más complicado para acceder al mercado laboral, como las mujeres que viven en entornos rurales y las que ya han superado la barrera de los 45 años.
Los jóvenes emprendedores vienen pisando fuerte
Cada vez son más los jóvenes que nada más finalizar sus estudios, o en
cuanto han adquirido un poco de experiencia laboral, se ponen manos a la obra
para emprender. A medida que el perfil de emprendedor se rejuvenece nos
encontramos con que hay una mayor
tendencia a trabajar en equipo.
Es muy raro que un joven emprenda en solitario, algo que sí es habitual en personas de más edad. Lo común es que lo haga en compañía de compañeros de estudios o de trabajo, o que incluso use las nuevas tecnologías para buscar a personas interesadas en participar en el proyecto que quiere poner en marcha.
Esta tendencia a emprender en equipo es lo que explica en
gran medida el auge que
están teniendo las startups en España, ya que la mayoría de
ellas son fruto de conjugar los diferentes talentos de varias personas.
De emprender para ganarse la vida a emprender para
mejorar la vida de los demás
Este es un fenómeno que ya veníamos viendo desde hace tiempo y que ahora
se está acentuando más tras la crisis de la COVID-19.
Está claro que todo aquel que monta un negocio lo hace para obtener unos
ingresos y ganarse así la vida. Pero el nuevo
perfil de emprendedor es mucho más social. Detrás de su idea no
está solo el objetivo de ganar dinero, existe la voluntariedad de ofrecer al
mercado un producto o un servicio que pueda mejorar la calidad de vida de las
personas.
Una buena prueba de ello es que en los últimos tiempos se han desarrollado
mucho los negocios que tienen una dimensión más social. Un buen ejemplo es El Rosal, una marca de galletas
que se ha centrado en ofrecer trabajo a mujeres con discapacidad intelectual. Y
otro ejemplo también español es Miwuki,
que busca reducir la tasa de abandono animal.
Mientras que hasta hace unos años el tratamiento de los problemas sociales era cosa de los Gobiernos y las ONGs, ahora el sector privado está cada vez más dispuesto a aportar su granito de arena y conseguir hacer de este un mundo mejor.
Sin miedo a la internacionalización
Hace unas décadas era común que las empresas primero se establecieran en
el mercado nacional y luego intentaran traspasar las fronteras. Pero el nuevo
perfil de emprendedor le ha perdido el miedo a la
internacionalización y gracias a Internet y las nuevas
tecnologías puede acceder a ella prácticamente desde el primer momento.
Nos encontramos por tanto con emprendedores
más ambiciosos y que apuestan directamente por negocios escalables,
ofreciendo productos y servicios que pueden ser útiles en cualquier lugar del
mundo, lo que les permitirá tener más posibilidades de éxito incluso aunque
comiencen su andadura en un momento de plena crisis.
Los emprendedores actuales no lo tienen nada fácil, como les ocurría a quienes emprendieron hace ya algún tiempo, pero las nuevas herramientas que tienen a su disposición y su mayor ambición pueden llevarles mucho más lejos que a sus predecesores.
Fuente: Mayka J. - www.merca2.es
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