La realidad virtual exige un gran consumo de energía y un almacenamiento masivo de datos, pero hay algunos requisitos que pueden ayudar a construir un metaverso de bajo impacto ambiental.
La emergencia climática ha puesto
la sostenibilidad en la jerarquía de prioridades de la estrategia empresarial.
Las empresas, y muy especialmente los gigantes tecnológicos, empiezan a darse
cuenta de que no se trata solamente de hacer rentable un negocio, sino de
conseguir ese beneficio de la forma que suponga un menor impacto para el
planeta. Estos modelos de negocio sostenibles están contribuyendo a la
innovación y a una mayor eficiencia en la forma de trabajo.
Las perspectivas que ofrece el
metaverso de trasladar el trabajo, la vida cotidiana y los juegos a un mundo
virtual es muy atractiva. Pero ese traslado al mundo virtual no implica una
alta demanda de recursos materiales. El desarrollo del metaverso implicará
necesariamente un gran almacenamiento de datos y un altísimo consumo de
energía. ETLA Economic Research ha
calculado que el consumo de energía de la industria tecnológica podría aumentar
hasta el 14% del consumo mundial anual de energía para 2030.
Ahora que nos encontramos a la
puerta de una nueva revolución tecnológica, antes de meternos de lleno en ella
convendría empezar a valorar cómo podríamos evitar la inmensa huella ecológica
que puede suponer el almacenamiento masivo de datos, y cómo podría ayudarnos el
metaverso a alcanzar esa sostenibilidad.
“En
ese contexto, el metaverso nos proporciona la riqueza de información y
conocimientos para poder implementar los indicadores de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible y otras metas”, ha escrito recientemente David Pastor
Escuredo, doctor por la Universidad Politécnica de Madrid y líder de
Investigación e Innovación en UCL, LifeD Lab y Unicef. “La sociedad necesita
una nueva fuente de riqueza, sostenibilidad, resiliencia, conocimiento e
igualdad y el metaverso es, sin duda, nuestra mejor ruta”, asegura este experto
en Inteligencia Artificial.
Pero no es posible negar los
problemas que puede acarrear.. Según las Naciones Unidas, menos de un cuarto de
los dispositivos electrónicos que se desechan son reciclados correctamente. La
mayoría terminan en vertederos, sin ninguna protección especial, lo que supone
un grave riesgo medioambiental.
Entonces, ¿cómo pueden prepararse
las empresas para integrarse en el metaverso sin contribuir al daño
medioambiental? Existen varios factores a ser tenidos en cuenta para
ayudar a que la revolución del metaverso sea compatible con la sostenibilidad.
Priorizar objetivos climáticos
Construir una cultura centrada en
la confianza y la transparencia nunca había sido tan importante. La inmensa
cantidad de datos que hay que almacenar para desarrollar e instalar el
metaverso podría comprometer los objetivos de desarrollo sostenible por su
elevado consumo de energías no renovables y la emisión de CO2.
Para remediarlo, las empresas
podrían alcanzar acuerdos y compromisos que garanticen que están operando de
forma responsable. Para ello, las compañías pueden unirse a la Science Based
Targets Initiative, una alianza entre la organización sin ánimo de lucro Carbon
Disclosure Project; Naciones Unidas, el World Resources Institute y el World
Wide Fund for Nature. Las compañías que se adhieran a esta iniciativa se
comprometen a combatir el cambio climático recurriendo a la tecnología punta
desarrollada en este ámbito y siguiendo las indicaciones y objetivos marcados
por el instituto.
Almacenamiento de datos con
energías sostenibles
Participar en el metaverso puede
suponer generar cantidades masivas de datos, que a su vez plantean la cuestión
de dónde almacenar esos datos. En estos casos, optar por el almacenamiento en
la nube puede significar reducir el consumo energético que exigen los centros
de datos físicos. Además, los servicios de almacenamiento en la nube han
invertido grandes cantidades de dinero para funcionar con fuentes de energía
sostenible. Un ejemplo de ello es la propia Google, que se ha comprometido a
dejar de usar energías contaminantes para sus centros de datos antes de 2030;
mientras que Microsoft ha prometido hacerlo antes de 2025.
Una de las alternativas más
utilizadas por las compañías tecnológicas es la energía solar. Empresas como
Apple y Amazon han invertido grandes cantidades de dinero en dotarse de paneles
solares para que, al menos una parte de sus procesos digitales, sean
alimentados por esta fuente de energía.
Una producción responsable
Son muchas las empresas que están
implementando procesos de análisis de sus ciclos productivos para comprobar el
impacto causado por su actividad. El objetivo de estos sistemas es seguir toda
la vida del producto (fabricación, distribución, uso y desecho) y asegurar así
la máxima transparencia. La idea es asegurarse de que, cuando el producto sea
desechado, cause un impacto mínimo al medio ambiente.
Esto, sumado al uso de
almacenamiento en la nube en lugar de en discos duros físicos, reduce de forma
significativa los gastos de energía de los equipos necesarios para acceder al
metaverso.
Fuente: Bernardo Álvarez Villar - dirigentesdigital.com/economia
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