viernes, 19 de julio de 2024

Larga vida al Pacto Verde Europeo

 


Un artículo de Ignacio Arróniz Velasco.

Europa se encuentra en una coyuntura crítica, lidiando con un orden mundial convulso y en transformación, una profunda revolución tecnológica y una crisis medioambiental que amenaza con asfixiarla. Los estados europeos deben esforzarse para proveer más seguridad y más oportunidades económicas a sus ciudadanos. No hay ningún camino de éxito para lograr ambos objetivos que no implique redoblar los esfuerzos en materia climática. Cuando los españoles votamos en las elecciones europeas hace un mes, las principales preocupaciones de los votantes fueron el coste de la vida, los conflictos internacionales y la protección del medio ambiente. Las encuestas muestran que 8 de cada 10 europeos creían que estas elecciones eran especialmente importantes debido a la grave situación internacional y su preocupación de que Europa no sea capaz de navegarla.

Esta semana, todos los eurodiputados recién elegidos se reunen por primera vez en Estrasburgo. Tendrán que decidir si apoyan a Ursula von der Leyen y las prioridades políticas que presentará en el hemiciclo. Si dichas prioridades responden realmente a las preocupaciones de los europeos, la acción por el clima debe ser su bandera. Es clave para reducir el coste de la vida. El acceso a una electricidad renovable barata, las redes inteligentes y la eficiencia energética ya están dando sus frutos.

Alta volatilidad

Entre 2021 y 2023, el rápido despliegue de las energías verdes ahorró a los consumidores europeos 100.000 millones de euros. A pesar de ello, el Banco Central Europeo, el Banco Europeo de Inversiones y la Agencia Internacional de la Energía consideran que la economía europea sigue expuesta a la alta volatilidad del mercado global de combustibles fósiles. La descarbonización energética aún puede abaratar más los precios de la electricidad en Europa. Es fundamental para garantizar la seguridad de Europa. Los fenómenos climáticos extremos ya están causando graves repercusiones económicas y en la salud humana. En 2021, las inundaciones en Alemania y Bélgica causaron 44 000 millones de euros en daños y más de 200 muertos. Acontecimientos similares en Eslovenia en 2023 supusieron el 16% del PIB nacional en daños. La ola de calor de 2022 causó unas pérdidas económicas estimadas en 40.000 millones de euros y más de 60.000 muertes relacionadas con el calor en Europa, de las cuales 4.000 ocurrieron en España. Ni siquiera la política de defensa más ambiciosa lograría que los europeos estén realmente seguros si los legisladores no se esfuerzan en mejorar la resistencia de nuestra sociedad ante las disrupciones climáticas. Sin embargo, las decisiones clave para evitar una catástrofe climática global se tomarán en Pekín, Nueva Delhi, Yakarta, Brasilia o Abuja.

 

Acción exterior climática

Para garantizar nuestra seguridad es fundamental que la UE apoye activamente los esfuerzos de descarbonización más allá de sus fronteras. La UE no logrará dicho objetivo sin poner en marcha una estrategia de acción exterior climática con altura de miras y dotada de recursos suficientes. Sin ella, seguirá siendo una pequeña isla verde en un mundo cada vez más tenso y caliente, perdiendo su influencia a pasos agigantados. Encuestas realizadas por Money Talks muestran que la confianza de las economías emergentes y los principales países africanos hacia los inversores europeos es menor que hacia los de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón y los Emiratos Árabes Unidos. Para reforzar su influencia en la política global, la UE debe integrar el clima entre sus prioridades de política exterior y extender una mano hacia las potencias emergentes para compartir las oportunidades de la transición verde. Para mantener Europa unida, será esencial cooperar y ser solidarios para dar un nuevo aliento a la política industrial europea. La brecha entre la resistencia del norte y el sur de Europa a los impactos climáticos puede condicionar la política futura de la UE tanto como lo hace ahora la brecha fiscal. Pero también las regiones costeras del sur de Europa tienen una oportunidad única de reconvertir su tejido industrial en la fábrica verde del continente gracias a las renovables baratas, el hidrógeno verde y sus recursos naturales. Se espera que la competitividad europea, la integración en defensa, el apoyo inquebrantable al mercado único y a las normas multilaterales ocupen un lugar destacado en el programa político de Ursula von der Leyen presentado la próxima semana. 

Pero ¿qué hay de la ambición del Pacto Verde Europeo? El proyecto de modernización de la economía europea hacia la neutralidad climática sobrevivió a la pandemia del COVID y a la invasión rusa de Ucrania, pero está desaparecido en combate tras la campaña de las elecciones europeas. Pues bien, ¡que viva el Pacto Verde Europeo! El Pacto Verde Europeo puede seguir vivo gracias a un enfoque renovado en una Europa social que proteja a los ciudadanos contra los impactos climáticos, una política industrial europea verdaderamente verde y una política exterior ambiciosa que fomente la cooperación para construir una economía limpia mundial. Más de 8 de cada 10 europeos esperan esto de sus eurodiputados. Un pacto es un pacto. ¿Cumplirá Europa lo prometido? España tiene una oportunidad única para liderar en Bruselas la construcción de una economía europea competitiva, verde y resiliente gracias a su liderazgo en renovables, el potencial transformador de su tejido industrial, su experiencia en transición justa de las cuencas carboníferas, y la exposición de nuestro turismo y agricultura a los riesgos climáticos.

 

Autor: Ignacio Arróniz Velasco, experto en diplomacia climática del think tank E3G

Fuente: expansion.com/economia-sostenible/2024


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