Una iniciativa de Gas Natural Fenosa abre las puertas del voluntariado a los trabajadores y sus familias en proyectos para preservar espacios naturales.
“Cansados pero muy contentos”. Thaís Salvà resume así el final de una jornada que, a pesar de estar relacionada con su puesto de trabajo, fue al aire libre y rodeada de naturaleza recogiendo residuos de un río y repoblando de árboles la zona. Salvà, acompañada por su marido y sus hijos, es una de los centenares de voluntarios ambientales de Gas Natural Fenosa. Una iniciativa para cuidar el medio ambiente que se puso en marcha ahora hace tres años y que continúa este 2017 con mucho éxito.
Según Naciones Unidas, nuestros bosques representan más del 30% del territorio donde vivimos y albergan el 80% de las especies terrestres de animales, plantas e insectos jugando un rol imprescindible en el equilibro del ecosistema. “Hoy en día es más necesario que nunca recordar el papel fundamental que tienen nuestros bosques y la biodiversidad para el desarrollo sostenible”, destaca Iban Chico de la Felicidad, subdirector de Medio Ambiente y Aseguramiento de la Calidad de Gas Natural Fenosa.
Era con esta idea, y dentro de su compromiso con la sociedad, que la empresa venía desarrollando diversas iniciativas verdes aisladas y sin continuidad. Fue en el año 2014 cuando se apostó por instaurar de forma regular un programa para trabajar la biodiversidad y la concienciación. En su línea de apoyo al voluntariado, además, el proyecto quería implicar a los trabajadores de la empresa y servir para fomentar entre ellos una actitud positiva respecto a la conservación del medio ambiente.
Con todos estos motivos como semilla nació el Programa de Voluntariado Ambiental Corporativo del que forman parte trabajadores como Thaís Salvà quien, después de catorce años en la compañía, descubrió la iniciativa y la vio como una buena oportunidad para involucrar en un proyecto de preservación a toda su familia. “Hay una importante voluntad de sensibilización y educación ambiental, sobre todo porque en estas acciones participan familiares que serán el futuro de nuestra sociedad”, resume Chico.
Parece que la iniciativa ha gustado ya que cada vez son más los empleados que se convierten en voluntarios. El pasado 2016, el programa contó con 514 voluntarios en un total de 32 acciones en seis países (Argentina, Colombia, España, México, Moldavia y Panamá). Y es que el programa se desarrolla a nivel global, en los países donde Gas Natural Fenosa está presente, así como a nivel nacional, regional y local, preservando espacios cercanos a los lugares de trabajo y que los voluntarios, en algunas ocasiones, desconocen. Lo que supone, también, un trabajo de divulgación.
La primera actividad de Thaís dentro del programa fue en el río Francolí del que recogieron residuos. “Los niños estuvieron encantados y jugaban a ver quién llenaba más la bolsa”, recuerda disipando sus temores de que los más pequeños de la casa pudieran aburrirse. Pero esa primera jornada aún deparaba muchas más actividades ya que se completó, primero, plantando árboles. “Esa tarde nos hicieron una explicación del río, su agua y sus especies en la Escuela de Naturaleza”, añade.
Un día de solidaridad que fue el primero de muchos. Su siguiente experiencia les llevó a Tarragona, dónde se encargaron de eliminar todas las plantas invasoras de las dunas de la playa y plantar nuevas especies. “Nos centramos en espacios naturales que necesitan una pequeña ayuda, bien para mejorar o para que puedan mantenerse tan bien como hasta ahora”, puntualiza Chico. En España, los voluntarios ambientales han colaborado en la conservación de zonas de las provincias de León, Toledo, Segovia, Barcelona, A Coruña, Madrid, Tarragona, Sevilla y Valencia.
Este tipo de iniciativas se han convertido en uno de los puntales de la compañía para fomentar la cohesión social, los valores y el espíritu de solidaridad entre los empleados. Así, por ejemplo, se han llevado a cabo 49 acciones de voluntariado social además de las 32 ambientales. Los trabajadores de la compañía destinaron el año pasado unas 2.500 horas a este último tipo. De estas, el 30% se desarrollaron en horario laboral, lo cual para Iban Chico de la Felicidad demuestra “el apoyo que la compañía da a estas acciones”.
Los voluntariados como los que han realizado Thaís y su familia se han convertido en una experiencia muy positiva que les gusta repetir cada año. “Conviertes una actividad necesaria y llena de valores en una actividad para toda la familia”, añade Salvà.
Fuente: lavanguardia.com
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