miércoles, 8 de mayo de 2019

Incentivar la transición hacia una movilidad más sostenible



España es el octavo país del mundo en producción automovilística, pero es también el que más contribuye en emisiones de gases efecto invernadero. En este sentido, el transporte genera en España el 26% de las emisiones totales, y en concreto, el coche particular se lleva la mayor parte con un 63% de éstas. El informe “La transición hacia una automoción baja en carbono. Desafíos y oportunidades para la inversión sostenible”, elaborado por el Instituto de Innovación Social de ESADE y la Fundación Caja de Ingenieros, concluye que, para evitar consecuencias graves para el medioambiente y la salud de las personas, es necesario evolucionar hacia un sector más sostenible con medidas como el fomento del vehículo eléctrico, la desinversión en combustibles fósiles, la mejora en la eficiencia de los carburantes o el replanteamiento de la movilidad en general.
Para Daniel Arenas, autor del informe y profesor de ESADE, “uno de los mayores retos es potenciar la compra del vehículo eléctrico, que debería representar el 35% de las compras para el año 2030” y añade que “la administración debe contribuir y regular las limitaciones de coste convencionales en las ciudades”.
Desde el punto de vista financiero, el presidente general de la Caja de Ingenieros, Josep Oriol Sala, afirma que “el rol del sector financiero en la descarbonización es de vital importancia para la transición energética hacia una economía baja en carbono debido a su capacidad para financiar proyectos del ámbito de la tecnología baja en carbono o por el fomento de la Inversión Socialmente Responsable”.

Movilidad sostenible: necesidad y desafío

El estudio de ESADE y la Fundación Caja de Ingenieros apunta queen contraste con la tendencia europea, en España las emisiones de gases efecto invernadero crecieron un 17,8% desde 1990. Esta tendencia se contrapone con la necesidad evidenciada por expertos de limitar el aumento de las temperaturas a menos de 2ºC (y lo deseable sería no pasar de un aumento de 1’5 ºC). Para ello, empresas y organizaciones del sector se han comprometido a promover un modelo de movilidad más sostenible medioambientalmente, aunque es necesaria una propuesta integral que implique a fabricantes, proveedores, consumidores y el sector público, que ha de tener un papel activo a la hora de regular, planificar e incentivar esta transición asumiendo parte del coste de la transición hacia alternativas menos contaminantes, y los desafíos que se derivan de ella.





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