El estadístico y sociólogo
italiano Corrado Gini ideó un indicador que se utiliza internacionalmente para
medir la desigualdad. España se encuentra en el grupo de países del entorno
europeo que peores datos presenta.
No es el único ni es perfecto, pero el coeficiente de
Gini es el indicador de desigualdad que más se utiliza internacionalmente para
medir el grado de diferencias que existen entre los sueldos de la población y,
por ende, al mismo tiempo, es una buena aproximación para radiografiar las
desigualdades sociales de los países. En el caso concreto de España, no es
ningún secreto que se trata de uno de los estados europeos con mayores brechas
entre los salarios de la población y el coeficiente de Gini lo refleja en la
lista que publica el Eurostat: nuestro país es el tercero de la eurozona con un
valor más alto en el indicador, lo que lo sitúa como uno de los países con
mayores desigualdades salariales. Así las cosas, España juega en la liga de
países como Lituania, Letonia, Italia o Grecia y se aleja de otros como
Finlandia, Eslovenia o Austria, cuyos índices son mucho más bajos. Sin embargo,
la serie histórica del Eurostat revela que, en los últimos años, España ha
logrado rebajar dichas diferencias, aunque la mejoría se enmarca en una
tendencia generalizada en muchos de los países del entorno. Pero, ¿cómo se
calcula el coeficiente de Gini y, sobre todo, cuáles son sus limitaciones?
El indicador, que tomó por nombre el apellido de su
ideólogo, el estadístico italiano Corrado Gini, se mide en una escala del cero
al uno, donde el cero representa la máxima igualdad salarial y el uno, la
máxima desigualdad salarial. Dicho de otro modo, cuanto más se acerca el
coeficiente de Gini de un país al cero, más similares son los ingresos de toda
la población y, por otro lado, cuanto más se aleja del cero y se acerca al uno,
más diferencias hay entre los sueldos más altos y los más bajos. La politóloga
e investigadora del Colegio Profesional de Ciencias Políticas de la Comunidad
de Madrid Marlene González Villanueva insiste en la importancia de subrayar que
lo que mide este coeficiente es la desigualdad entre los salarios de la población,
pero nunca la pobreza. ¿Por qué? Mientras que la pobreza se refiere al ingreso
medio de una sociedad en conjunto, la desigualdad se fija, como se ha expuesto
anteriormente, en las diferencias entre los distintos estratos de la población.
Con todo, gracias al coeficiente de Gini se podría ubicar a España entre los
países más desiguales de la eurozona, pero no entre los más pobres.
En 2019, nuestro país marcó un 0,33 en el indicador, muy
lejos del 0,228 de Eslovenia, el país de la Eurozona con mejores datos. No
obstante, el sueldo medio de España es ostensiblemente más alto que el de
Eslovenia. En el otro extremo de la balanza, aunque fuera de la Eurozona, los
países con mayores diferencias salariales que refleja el Eurostat son Bulgaria,
con 0,408 puntos sobre uno, y Turquía, con 0,417. Por ampliar un poco el
espectro, Sudáfrica y Namibia son los dos estados del mundo que presentan unas
cifras más preocupantes –0,63 y 0,59, respectivamente– e Islandia, Eslovaquia,
Eslovenia y Noruega, los que presentan mayores índices de igualdad en este
sentido.
Puntos débiles de Gini y
cómo remar hacia la igualdad
Antes de enumerar las
limitaciones que tiene el coeficiente de Gini, es importante señalar también
sus virtudes. En un informe publicado este mismo año, el banco BBVA apunta que
dicho indicador "cobra especial relevancia" a la hora de medir la
desigualdad, habida cuenta de que "los ingresos salariales son el
componente de mayor peso en la renta de los hogares". A pesar de eso, el
indicador que en su día ideara Corrado Gini no es infalible. De hecho, tiene
varios defectos que obligan a cualquier investigador a combinarlo con otros
para poder extraer conclusiones definitivas acerca de las diferencias sociales.
La politóloga Marlene González señala que sería interesante "cotejar las
cifras de Gini de cada país con las finanzas públicas" con tal de
"ser más precisos en el análisis". Además, el informe del BBVA
advierte que el coeficiente tiene en cuenta únicamente los ingresos y que, para
ser totalmente fieles con la realidad, el resultado de cada país debería
incluir los ingresos en especie y las imputaciones de alquiler, lo que podría
desvirtuar el orden en la lista actual.
En cualquier caso, España tiene una
asignatura pendiente y los mecanismos para solventar, de forma paulatina, los
problemas de desigualdades sociales pasan, según González Villanueva, por cinco
puntos. Primero, "es importante realizar transferencias directas a las
familias en riesgo de exclusión con sueldos mínimos". Por otro lado, "hay
que aumentar la tributación y, por supuesto, incrementar las ayudas en el
terreno de la vivienda pública". Pero no todo se soluciona con eso. Para
afianzar un futuro más igualitario, la investigadora pone el acento en dos
cuestiones clave: "Frenar totalmente el abandono escolar" e
"invertir en I+D+I". Ese sería, desde el punto de vista de Marlene
González Villanueva, el camino para lograr sacar a España del pozo de la
desigualdad.
Fuente: eldiario.es/red
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