Si se sabe aprovechar, trae oportunidades para lanzar nuevos productos, crear nuevas formas de producción e impulsar modelos energéticos alternativos.
Desde hace varios meses se está viviendo una crisis de suministros provocada por los problemas en el transporte, el alza del precio de las materias primas y de la energía o la falta de componentes esenciales como microchips. Todo ello está trayendo consigo una situación muy compleja en la que entran varios factores: ¿cuáles serán las consecuencias?, ¿qué sectores son los más afectados?, ¿cuál es el futuro previsible? Jordi Damià, profesor de estrategia en EADA Business School y CEO de Setesca, analiza el escenario actual.
Anticiparse a los picos de demanda
El
tejido empresarial se encuentra en una de las mayores crisis de suministros de
los últimos años. Tal y como destaca Jordi Damià, “hay empresas que han perdido
todo el beneficio acumulado del año debido a la subida de la energía y de
materias primas”. Incluso se ha llegado al extremo de empresas
consumidoras de materiales, como el acero, el papel o de electricidad, que han
decidido parar su producción, ya que están perdiendo dinero produciendo.
Esta
crisis está afectando a todos aquellas empresas que generen “producto
de consumo masivo (tecnología, papel, acero, cobre,
cemento, etc.…) y cuya producción esté centralizada en Asia”.
Un problema que afecta a todas las empresas por igual
Esta
situación está afectando a todas las empresas por igual, sin importar su
tamaño. Es más bien un problema del tipo de producto que se
utiliza. Si bien es cierto que las pequeñas suelen trabajar con
márgenes más pequeños, por lo que tienen menos capacidad de absorber ese coste
extra en su margen y padecen más.
Las causas de esta
crisis las podemos encontrar en la recuperación del consumo después de la
pandemia y en los estímulos que han ofrecido los diferentes países y bancos
centrales para recuperar la economía.
La otra
gran causa es que se han creado en el mundo, de facto, tres grandes áreas
económicas (por un lado, China y los países satélites; por otro, Estados
unidos, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda; y el tercero, Europa).
En
la zona china es donde se ha concentrado durante años la producción y
actualmente está priorizando sus propios mercados más que los de sus
competidores.
¿El remedio a la falta de suministro?
“Lo
inteligente sería buscar productos alternativos locales para
que cada país o zona económica no dependa de otros en su producción”, sentencia
Damià. Y añade: “Es evidente que se trata de un riesgo estratégico. Algunos
países ya han tomado medidas para relocalizar sus modelos productivos
estratégicos”.
Esto
último, a corto plazo es complejo. Por eso, lo que realmente se está haciendo
es aumentar la producción al máximo para intentar cubrir la demanda.
Por
otro lado, tanto las empresas productoras como las empresas logísticas
impactadas deberían impulsar modelos de producción diferentes y,
por lo tanto, estrategias de negocio diferentes.
Así pinta el futuro
Tal
y como sostiene Jordi Damià, las áreas geoestratégicas indicadas
anteriormente serán autosuficientes en energía y en producción de productos
estratégicos.
Del
mismo modo, “la combinación de cambio climático más el riesgo estratégico que
estamos viviendo, debería llevar a nuevos productos, nuevas formas de
producción y modelos energéticos alternativos, pero aún lo veo,
desafortunadamente lejos”, comenta el CEO de Setesca.
Fuente: emprendedores.es
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