Se le llama Desigualdad Ambiental a la exposición desigual a los riesgos y peligros medioambientales, que a menudo conlleva la exclusión sistemática de algunas personas, de los procesos de toma de decisiones ambientales; las causas de este fenómeno son sociales y políticas.
La
desigualdad ambiental no es, en su esencia, una cuestión directamente de medio ambiente. En realidad está arraigada en las estructuras sociales y
depende de las instituciones políticas y económicas. Además, está profundamente
entrelazada con muchas otras desigualdades que los seres humanos padecen
cotidianamente.
Los sectores más
pobres y vulnerables que viven en los cinturones de pobreza de las grandes
ciudades, han estado desproporcionadamente expuestos a los efectos nocivos de
vivir cerca de los vertederos. Y de solo poder tener acceso a los trabajos más
duros y peor pagados. En EEUU son los afroamericanos, los latinos y los nativos
americanos quienes se llevan la peor parte.
Pero esta situación se da también en el resto de los
países industrializados del mundo. Un ejemplo de ello es fácilmente comprobable
en muchas de las plantaciones de Europa (que además se rocían con glifosato).
Son cultivadas y recogidas por inmigrantes y personas de bajos recursos, que
viven en condiciones de pobreza y desigualdad ambiental.
Causas de las desigualdades
ambientales
Los expertos se han preocupado de
alcanzar una mejor comprensión de por qué existen desigualdades
ambientales. Comprobaron que las dos fundamentales, la económica y la
política, no eran ambientales, pero estaban fuertemente arraigadas en la
sociedad.
Los beneficios sociales y
económicos se distribuyen de manera desigual, en favor de las empresas y de las
comunidades acomodadas. Mientras que los riesgos ambientales se
concentran desproporcionadamente entre los grupos más vulnerables: los pobres,
los trabajadores no cualificados y los inmigrantes.
Esta discriminación podría
no ser intencionada, pero si la tierra es barata y hay disponibilidad de mano
de obra, esto ayuda a las empresas a maximizar sus beneficios. A menudo, las
comunidades marginadas ya viven en esas áreas y en general carecen de recursos
para mudarse a sitios mejores.
Otros investigadores se centran más directamente en la
discriminación institucional, como motores de la desigualdad ambiental. Como
evidencia, señalan las persistentes y rígidas diferencias, en la formulación y
la aplicación de las políticas ambientales a
nivel global.
Justicia ambiental
Recién a finales de los años 70 y
principios de los 80, los investigadores, activistas y funcionarios
gubernamentales empezaron a documentar patrones de desigualdad social y daño
ambiental, que sugirieron el concepto de desigualdad ambiental.
En respuesta, tanto académicos
como activistas comenzaron a exigir Justicia ambiental. Según el
sociólogo Robert Bullard, la Justicia Ambiental es la noción de que todas las
personas y comunidades tienen el mismo derecho a la protección, por medio de
leyes y reglamentos de salud ambiental, igualitarios, aplicables y funcionales.
Fuente: ecoticias.com
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