Este año, durante las Jornadas de Encuentro de Campus
Rural, celebradas en Jaca (Huesca) los días 26 y 27 de noviembre, más de un
centenar de participantes de la tercera edición del programa compartieron sus
experiencias y debatieron sobre el futuro de los territorios rurales. En su
intervención, el secretario general para el Reto Demográfico, Paco Boya,
destacó el papel crucial de la juventud: “Cuando afrontamos el reto de poner en
marcha una política de Estado contra la despoblación, nos dimos cuenta de que
la clave estaba en la juventud. En los pueblos hay muchas oportunidades, y
vosotros sois el talento que da sentido a nuestro programa”.
Un impacto transformador en los estudiantes y los
territorios
Desde su lanzamiento, Campus Rural no solo ha logrado
captar el interés de los universitarios, sino que también ha facilitado la
conexión entre ellos y el medio rural. Este año, 581 estudiantes participaron
en la tercera edición, realizando prácticas en 47 provincias de las 17
comunidades autónomas. Las experiencias vividas han sido calificadas por los
propios participantes como “enriquecedoras” e “inolvidables”, ya que les
permiten adquirir habilidades profesionales y personales, al tiempo que
descubren el potencial que los pequeños municipios ofrecen para el desarrollo
económico y social.
Historias como la de Adrián, un estudiante que decidió
quedarse en un pueblo de apenas 284 habitantes para trabajar en diseño de
drones tras finalizar sus prácticas ilustra el impacto real del programa. Casos
como este reflejan cómo las prácticas pueden convertirse en el punto de partida
para una vida profesional y personal en el entorno rural, ayudando a combatir
la despoblación y generando un efecto positivo en las comunidades locales.
Hacia un modelo sostenible de retención del talento
El éxito alcanzado hasta ahora impulsa al MITECO a
seguir innovando en el diseño del programa. De cara a su cuarta edición, Campus
Rural busca ampliar su alcance y eficacia mediante una serie de mejoras. Entre
las novedades se incluye la posibilidad de vincular las prácticas a una primera
experiencia laboral en colaboración con la Red de Centros de Innovación
Territorial (Red CIT), lo que facilitaría la retención del talento en los
municipios.
Además, se planea adelantar el inicio del programa y
fortalecer su difusión entre una mayor diversidad de entidades públicas y
privadas. Según Paco Boya, “Queremos que ese talento joven regrese a los
pueblos. Estamos diseñando herramientas que empoderen a estos territorios y
ofrezcan a los jóvenes la posibilidad de emprender y desarrollarse
profesionalmente en ellos”.
El papel de la universidad en la dinamización rural
Campus Rural no solo fomenta el vínculo entre los
jóvenes y el medio rural, sino que también posiciona a la universidad como un
agente clave en la revitalización de estos territorios. Gracias al apoyo de la
Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y del Ministerio
de Ciencia, Innovación y Universidades, el programa ha permitido a los
estudiantes integrarse en administraciones, empresas y organizaciones locales,
contribuyendo al tejido económico y social de los pequeños municipios.
La duración de las prácticas, que oscila entre dos y
cinco meses, está acompañada de una ayuda económica de 1.000 euros brutos
mensuales, lo que asegura una experiencia formativa accesible y atractiva. Pero
el verdadero valor añadido radica en el aprendizaje vivencial que trasciende el
ámbito profesional, acercando a los participantes a un estilo de vida más
sostenible y conectado con el territorio.
Un futuro esperanzador para la España rural
El balance de las tres primeras ediciones de Campus
Rural deja claro que los jóvenes quieren ser parte de la solución frente al
desafío de la despoblación. Con cada nueva edición, el programa refuerza su
compromiso con la generación de oportunidades reales en el medio rural,
promoviendo un modelo de desarrollo que pone a las personas en el centro.
En palabras de Paco Boya, “Este programa no es solo
una oportunidad para los estudiantes; es una apuesta por el futuro de nuestros
pueblos”. La capacidad de conectar el talento joven con las necesidades del
territorio se perfila como un elemento transformador en la lucha contra la
despoblación, demostrando que la juventud, bien orientada y apoyada, puede ser
el motor de un cambio necesario para revitalizar la España rural.
Campus Rural es, sin duda, un ejemplo de cómo la
colaboración entre administraciones, universidades y comunidades locales puede
dar lugar a soluciones innovadoras y sostenibles frente a uno de los mayores
retos de nuestro tiempo.
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