lunes, 14 de abril de 2025

La forma eficiente y sostenible de cuidar del agua

 


Más de 2.200 millones de personas no tenían acceso a agua potable en 2022 y aproximadamente un 80% de los trabajos eran dependientes del agua en países que basan su modo de subsistencia en la agricultura, según los datos más recientes del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos elaborado por la Unesco.

La edición del 2020 del citado informe ya advirtió de que la demanda global de agua se había "multiplicado por seis en los últimos 100 años" y seguiría aumentando "a un ritmo constante del 1% anual debido al crecimiento demográfico, al desarrollo económico y al cambio de los patrones de consumo".

El empobrecimiento de los recursos hídricos, la gran demanda de agua de los sectores económicos y el cambio climático extreman la urgencia de cuidar y preservar este bien escaso de valor incalculable. Para procurar que esté disponible en el corto, medio y largo plazo, es esencial aplicar los parámetros de la economía circular al cuidado del agua para materializar una gestión responsable, eficiente y sostenible.

Gestión integral

Desde medidas a escala global hasta el consumo y uso responsable que puede hacer cada persona a título personal, el ciclo del agua muestra un gran potencial para ajustarse a los parámetros de la economía circular. El primer paso para aplicar la circularidad a este recurso sería la reutilización y retorno del agua. La adopción de este modelo de consumo y de producción conlleva abandonar la utilización de químicos y sustancias que lo dificulten.

Asimismo, los residuos juegan un papel clave en la reutilización y depuración del agua. Según detalla la Fundación Conama, la obtención de materias primas, su procesamiento, la fabricación, la distribución, el consumo y el vertido del agua en la biosfera debe gestionarse para "mantenerlos y recircularlos el mayor tiempo posible", generando menos residuos y evitando "utilizar recursos que sean innecesarios".

El Plan de Economía Circular del Consejo Europeo marca normas que acotan la cantidad de agua a la que debe recurrirse en los procesos productivos y favorece la reutilización y reciclado de los recursos. Igualmente, la UE también establece normativas sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas para "continuar mejorando las operaciones de tratamiento".

Autosuficiencia energética

Para acometer la transición hacia la economía circular, la reutilización de agua regenerada debe orientarse a lograr la autosuficiencia energética. Para alcanzar este objetivo, la Fundación Aquae advierte de la necesidad de analizar el binomio que forman el agua y la energía, a través de indicadores que permitan tanto calcular "la eficiencia energética global" como proporcionar energía "procedente de fuentes renovables y verdes".

Este modelo basado en la sostenibilidad no solo maximiza los recursos materiales, sino también los energéticos. La producción de energía renovable y la autosuficiencia energética son procesos indispensables para la adopción de la economía circular en el cuidado y en la preservación de este recurso. La energía renovable utilizada debe ser suficiente para abastecer a las instalaciones, para transformar los residuos en nuevos recursos y para lograr que estos sistemas sean autosuficientes.

Digitalización

Aplicar los avances tecnológicos en el control y automatización del cuidado de los recursos hídricos es capital tanto para mitigar los efectos del cambio climático como para garantizar el funcionamiento de nuestros sistemas en todo tipo de casuísticas.

Digitalizar el agua implica aplicar tecnologías digitales y de información en aras de mejorar la eficiencia, calidad y sostenibilidad de todos los servicios dependientes del agua, tales como la captación, el tratamiento, la reutilización y la distribución.

En definitiva, la digitalización de la gestión del agua no solo ayuda a afrontar la creciente escasez y la reducción de pérdidas en la red de distribución. También mejora su calidad, contribuye a la optimización del consumo energético y nos prepara para enfrentar los desafíos futuros, como la emergente demanda de agua y los impactos del cambio climático.

El papel de las biofactorías

La mejor representación para aplicar la economía circular en la gestión del agua son las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) o biofactorías. Diseñadas bajo criterios de sostenibilidad, no producen apenas residuos y su impacto en la biosfera se ha reducido al mínimo. Además, no recurren a energía de origen fósil ya que son capaces de producir su propia energía para funcionar.

En una biofactoría, las aguas residuales se depuran y se convierten en limpias para que puedan reutilizarse. Asimismo, las biofactorías producen biogás como fuente de electricidad o gas natural a través de los lodos generados durante la depuración. Por si fuera poco, los lodos se convierten en biosólidos, de manera que no se genera ningún residuo.

Fuente: Manu Carrero - 20minutos.es/noticia


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