lunes, 29 de junio de 2015

Migración hacia el mundo rural

 
 
Dejamos un interesante artículo de Josep en la web Soy Sostenible:
 

 
En un contexto de evolución en las ciudades hacia un modelo más sostenible, éstas han hecho un selección natural de quien vive en ella y quien ha migrado hacia otros ambientes.
La aglomeración, la polución, el stress, poca relación entre ciudadanos… estas son características de la ciudad, la mayoría negativas, que hacen replantear la vida de algunos ciudadanos.
 
Hay otra vertiente de la sociedad que contempla la ciudad y su vida como una manera de vivir, una costumbre a tener todos los servicios al abasto, un atractivo metropolitano que, personalmente, es muy enigmático.
 
Se trata del fenómeno de la contraurbanización, un término aparecido en los años 70 refiriéndose a este movimiento ciudad – campo. En España este movimiento no viene hasta mucho más adelante, y básicamente en su dos principales ciudades ( Barcelona y Madrid ). Es un proceso en el cual se urbanizaban los asentamientos que rodean las ciudades, buscando, en este caso, la tranquilidad de un entorno rural.
 
En este artículo nos fijamos en el caso concreto de los nuevos emprendedores rurales, que igual que el fenómeno de contraurbanización, busca esta tranquilidad, esa calidad de vida… pero que no urbanaliza, sino que pone en valor y potencia las singularidades de un sitio. También es interesante ver que mientras el fenómeno contraurbano buscava el ocio y la función residencial en este espacio, los nuevos emprendedores trasladan al espacio rural su vida laboral.
 
Una parte importante del hecho de inserir nueva población a un espacio rural son los propios habitantes del mundo rural. La acogida de la población autóctona generalmente es buena, y puede fortalecer y compaginar la actividad a la que se ha dedicado históricamente: pienso, por ejemplo, en un productor de vino, que puede ofrecer visitas de los turistas a su bodega. Lo que hace especial estos nuevos emprendedores respecto de los urbanitas que tienen segunda residencia, es que son actores cotidianos, viven el día a día y, como he dicho, potencian los valores culturales, la biodiversidad, la singularidad del sitio…
 
Un ejemplo de emprendimiento es el Banc de Llavors Esporus1 en Can Poc d’Oli, Manresa, un proyecto dentro de la Associació l’Era. Impulsado por Xènia Torras, ingeniera técnica agrícola, pretende ser un banco de semillas que tiene como objetivo la difusión y recuperación de especies locales. Para hacernos una idea, decir que en los años 40 la gran mayoría de las especies en los huertos catalanes y españoles eran de carácter local, y actualmente es totalmente lo contrario, alrededor de un 90% de estas especies se han perdido.
 
Es interesante comentar estos flujos de población, ya que en los últimos años ha crecido de manera notable. Son ideas que se interesan por impulsar el mundo rural y recuperar buenas costumbres que se han olvidado, fruto de la comodidad y oscurecimiento de los grandes edificios de las ciudades. Pero a pesar de que haya muchas ventajas, tenemos que ser conscientes de que la integración en el entorno receptor tiene que servir para mejorar, y no empeorar la vida de sus autóctonos.
 
La pregunta que podríamos formularnos sería “¿ son estos flujos de migración fruto del mal desarrollo de las ciudades ?“. Mi opinión es que si: la ciudad se ha desarrollado de manera que para según que perfil social tengas, tendrás mas ventajas en un entorno rural: ya sea posibilidad de trabajo ( de manera autónoma prioritariamente ) o bien del bienestar que transmite la naturaleza.
 

Centre de conservació de la biodiversitat Cultivada. Can Poc Oli de l’Escola Agrària de Manresa. Tel. 93 8787035 esporus@associaciolera.org
 
 

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