lunes, 6 de junio de 2016

¿Qué es el emprendimiento social?


 
Esta pregunta no tiene una única respuesta. Cambian los matices dependiendo de la perspectiva de quién responde: se puede poner énfasis más en el impacto del emprendimiento, en la forma de organizar los recursos o en la discusión sobre el ánimo de lucro.
 

Las definiciones de emprendimiento social suelen contener algunos elementos en común:
  • Creación de valor social
  • Uso principios y herramientas empresariales
  • Soluciones innovadoras a problemas sociales
  • Cambio social
Aunque esos elementos pueden estar presentes en la provisión pública de servicios sociales, en el emprendimiento convencional capitalista o en fundaciones y ONG, la empresa social seguiría una lógica que no encaja exactamente en ninguno de esos formatos.
 
Podemos decir que cualquier emprendimiento social tendría una motivación común:
  • La conciencia de un problema social: el problema social lo entendemos aquí en sentido amplio, de modo que se incluye la preocupación por el bienestar humano y no humano e, indisolublemente unido a ello, el mantenimiento de la capacidad de la Tierra de sustentar ese bienestar.
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  • Y la voluntad de cambiarlo: Tal voluntad puede encontrarse en ejemplos de emprendimientos tan diversos como Milhistorias (promovida por la Fundación RAIS de inserción laboral), Compostadores (fundada por el empresario Eugeni Castejón) y el banco Grameen (del proyecto emprendido por el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus).
 
Todas ellas son empresas que, con diferente tamaño, forma jurídica y ámbito de actuación, han utilizado el mercado para alcanzar un objetivo de cambio social. Y es que la creación de valor social puede entenderse como el fin último y la razón de ser del emprendimiento social, pero usando para ello herramientas y conceptos típicos de empresas convencionales, es decir, típicamente guiadas por la creación de valor económico como objetivo primario.
 
Los siguientes criterios pueden ser de utilidad para identificar un emprendimiento como social, de modo que los emprendedores serán agentes del cambio social cuando:
  • Definen una misión para crear y mantener valor social (no sólo privado)
  • Reconocen y persiguen permanentemente nuevas oportunidades para servir a esa misión
  • Se comprometen en un proceso de innovación, adaptación y aprendizaje continuos.
  • No se ven paralizados por los límites de los recursos disponibles en un momento dado.
  • Muestran una intensa responsabilidad hacia los públicos a los que sirven y por los resultados creados.
Pero ¿quiénes son entonces los emprendedores sociales? El significado de términos como cambio social, valor social ó criterios empresariales varía con el contexto o con la percepción de quien los usa; pueden ser definidos de un modo más amplio o más estrecho; y, en consecuencia, no son exclusivos de un único tipo de organización.
 
Así, pueden resultar difusas las fronteras entre el emprendimiento social, el emprendimiento económico con resultados sociales, el sector público o el sector no lucrativo que utiliza estrategias de mercado para obtener financiación. Por ello, es útil representar la gama de posibilidades que surgen para lograr el cambio social a través de prácticas empresariales, más allá de formas jurídicas concretas.
 
La siguiente ilustración recoge esas posibilidades definidas a partir del grado en el que las organizaciones aplican prácticas y principios empresariales para lograr sus objetivos de cambio social.
 
 
Mientras los principios empresariales se asientan tradicionalmente en la búsqueda del beneficio como objetivo central, la social advocacy no se percibe como una actividad que requiera prácticas o modelos empresariales elaborados como soporte para promover la acción a través de otros.
 
Sin embargo, muchas entidades sin ánimo de lucro, como por ejemplo, las grandes organizaciones de defensa de la naturaleza que operan por todo el mundo, deben aplicar métodos más sofisticados típicamente empleados por empresas multinacionales para lograr sus objetivos de cambio social global.
 
Con respecto a la forma en que las organizaciones se aproximan al cambio social, el espectro de posibilidades incluye desde empresas lucrativas guiadas únicamente por la explotación de oportunidades de mercado que proporcionen beneficio económico, hasta organizaciones que buscan el cambio social, ya sea induciendo o apoyando la acción transformadora de otros agentes, o bien actuando de modo directo en esa transformación a través del cumplimiento de sus objetivos.
 
La Comisión Europea define una empresa social como aquélla cuyo objetivo primario es lograr impacto social más que generar beneficio para sus propietarios; que opera en el mercado a través de la producción de bienes y servicios de un modo emprendedor e innovador; que utiliza sus excedentes para alcanzar estos objetivos sociales; y que es gestionada de un modo responsable y transparente, involucrando a los trabajadores, clientes y grupos de interés afectados por su actividad empresarial.
 
Aunque la Comisión no dispone de estadísticas específicas para empresas sociales dentro de la Unión Europea, con frecuencia usa como referencia los datos de la economía social, que incluye muchas empresas sociales y que emplea a más de 11 millones de ciudadanos de la UE, lo que supone el 6% del empleo total de la zona.
 
Si os ha resultado interesante el asunto del emprendimiento social, podéis profundizar accediendo a la Guía completa de donde procede este extracto, disponible en nuestro fondo documental ecointeligente o desde este enlace: Guía del emprendedor social, inspiraciones para la creación de empresas al servicio de la sociedad.
 
 
 

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