viernes, 13 de diciembre de 2019

Cómo empezar el plan de empresa de una aplicación


Cualquier negocio precisa de un estudio previo de viabilidad, ya sea online u offline, porque todos se rigen por un mercado, unos competidores, unas barreras de entrada, unos clientes, unas necesidades financieras…


Cuando alguien, con unos mínimos conocimientos de desarrollo, decide enfrentarse a la tarea de crear una aplicación, le asaltan una serie de dudas: qué hace para lanzarla, cómo la vende, dónde, a quién, a qué valor…
Cualquier negocio –sea online u offline– requiere de un estudio y un análisis previos de viabilidad, porque todos se rigen por un mercado en el que hay competidores, barreras de entrada, clientes, necesidades financieras… Pensar lo contrario sería condenar el proyecto al fracaso antes, incluso, de ponerlo en marcha.ç

Para desarrollar una aplicación y lanzarla al mercado, evidentemente, también es necesario –obligatorio– hacer un plan de negocio y más cuando hablamos de un mercado global con crecimientos exponenciales.

¿POR DÓNDE EMPEZAR?

¿El mercado? Hablamos de un sector abierto, que ofrece muchas oportunidades de negocio… Pero, ¿por dónde empezar? El primer paso es hacer la reflexión sobre qué necesidad cubre la app que queremos desarrollar. Una vez que tenemos claro que existe una necesidad real sobre esa idea, buscamos qué apps del mercado cubren esa necesidad y cómo lo hacen, para saber si realmente podemos aportar valor. Muchas veces nos encontramos con que no existen, es decir, buscamos ideas que no estén todavía en el mercado. Y cuando aparecen, porque es un mercado muy vivo y rápido, intentamos generar valor con funcionalidades e interacciones nuevas.
A partir de ahí, surge la segunda clave: pensar en la app como origen de la idea. "No hay que adaptar una idea de otro medio y convertirla en app. Estamos pensando que determinada aplicación estará en Android (Android Market de Google) o en iOS (Apple Store) y que, en función del dispositivo, desarrollaremos unas funcionalidades (movilidad, que sea táctil, que ofrezca oportunidades de contexto de usos distintos, etc.), es decir, que ya pensamos en esas oportunidades desde el principio, con lo que la app es siempre el origen de nuestro pensamiento; no que hayamos visto una web o un libro y después pensemos que se puede convertir en una app”, sostiene un creador de apps.

BARRERAS DE ENTRADA

Respecto a las que había hace tres o cuatro años cuando empezaron los primeros desarrollos, las barreras de entrada han cambiado: Básicamente, antes era la novedad del canal. El mayor problema fue ir a contar la oportunidad de llevar Internet en el bolsillo cuando la gente estaba acostumbrada al Internet que ofrecían entonces los portales de las operadoras, con una navegación muy limitada o con unos dispositivos que permitían el acceso a contenidos, pero de forma muy remota.
Las barreras actuales tienen que ver más con esa apertura en el mercado que potencia que cualquiera con unos mínimos conocimientos técnicos pueda desarrollar una app, es decir, que la competencia es mayor. Pasa algo similar con lo que sucede en el mercado de desarrollo de web. ¿Cómo superar esa barrera? Servirnos de la experiencia. Cada vez los clientes prefieren más empresas de desarrolladores que freelances, no porque estos últimos carezcan de conocimientos, sino porque los clientes quieren las apps pero también los servicios añadidos (mantenimiento, respaldo…). El cliente suele pedir un desarrollo concreto para una plataforma (principalmente, para iPhone y Android) y, luego, hacer lo mismo para plataformas menos conocidas.

EL PÚBLICO OBJETIVO

También hay que valorar cuál es nuestro público objetivo,“porque no son lo mismo los usuarios de iPhone que los de Android. Por ejemplo, Android son móviles de varios fabricantes, económicamente más accesibles y con un poder adquisitivo más bajo que los que tienen iPhone. No hay que caer en el error de hacer una aplicación y ponerla en todas las plataformas, porque no siempre funcionará igual.
Otro elemento a destacar es lo que se conoce como la etapa de conceptualización de la app, fase en que tienes que analizar qué funcionalidades incluirás, cómo se va a interactuar, qué usabilidad tendrá y un diseño gráfico acorde con todo esto.
También es importante el mantenimiento para que no quede obsoleta: De nada sirve colgarla, no actualizarla y no escuchar las críticas que hacen los usuarios de tu app. De ser así, será cuestión de semanas para que se quede en el olvido.


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