Emprender en el medio rural es posible, aunque no siempre fácil. Y una de las claves principales para llevar a cabo una iniciativa empresarial con éxito en este entorno es la innovación social.
Un concepto que puede definirse como la reconfiguración de las prácticas sociales en respuesta a los retos asociados a la sociedad, economía o medioambiente, y basada en nuevas ideas y valores. Esto incluye a su vez la creación de nuevas redes, entidades o instituciones que tengan por fin mejorar los resultados de la sociedad especialmente para los grupos desfavorecidos -aunque no de forma exclusiva-, además de requerir la participación de la sociedad civil.Una extensa premisa y que puede parecer un tanto compleja a la hora de
ponerla en práctica, pero que sí puede desarrollarse exitosamente. Y para
conseguirlo hay que dar una serie de pasos. El primero de ellos es la
exploración o generación de ideas. "Hay que ver las necesidades que hay o
puede haber y las oportunidades. Hay muchos recursos dormidos y tenemos que
activarlos. Están ahí y solo hay que ponerlos en marcha. Es explorar e
identificar", tratando a su vez de dar respuestas distintas a los retos o
problemas que se tienen y se han abordado, pero precisan "de otra mirada
para ver cómo se hace", indica Aurelio García, director de la Escuela de
Negocios del Pirineo.
Tras la identificación de la idea, otro de los pasos clave es ponerla en
marcha. En este caso, lo recomendable es "tener un primer prototipo para
hacerlo más grande e implementarlo, desarrollarlo y, a partir de ahí, escalarlo
(no se puede solo hacia arriba, sino también hacia los lados). El propósito no
es solo resolver problemas, sino hacer un cambio sistémico. Es decir, que los
sistemas sobre los que nos apoyemos, se transformen". En esta fase, es
importante validar bien el prototipo y cerciorarse de que realmente su impacto
puede amplificarse para, por ejemplo, llevarlo a otro territorio o que sirva a
más personas.
Pero en todo este proceso, es fundamental no olvidar ni pasar por alto una
serie de aspectos. Uno de los más importantes es la necesidad de contar con las
personas porque los proyectos tienen que tener una dimensión social y no individual.
Es importante a su vez dar respuestas conjuntas desde los ecosistemas que estén
implicados de manera que, una vez las personas están involucradas, se generen
proyectos en torno a determinados propósitos y se pongan herramientas para
llevarlos a cabo.
Además, los proyectos empresariales deben responder a los retos con
iniciativas con un triple impacto: sociedad, economía y medioambiente.
"Cuando las cosas se hacen así, siempre se genera empleo, oportunidades y
economía en los entornos rurales. Tenemos que activar oportunidades y generar
esa economía para tener empleo y vivir" en el medio rural, añade Aurelio
García.
Tecnología, cultura y servicios
Son claves que han tenido en cuenta varias iniciativas que se han puesto en
marcha como es el caso de la startup Ixorigué, cuya actividad se centra en la
digitalización de la ganadería extensiva de montaña; Pirineo Literario que pone
en valor el patrimonio literario local, aunando libros y montañas, o Hemav,
empresa de tecnología e inteligencia artificial enfocada al sector agrícola
para el monitoreo digital. Son algunas experiencias que se han mencionado
durante la jornada 'Emprendimiento e innovación social, herramientas para la
sostenibilidad del medio rural' organizada por Sofejea, Red Aragonesa de Desarrollo
Rural, ADEFO y la Fundación Emprender en Aragón (Instituto Aragonés de
Fomento).
Pero aún hay más ejemplos. Una importante labor realiza La Exclusiva
Logística Social, que aborda el desabastecimiento de servicios en los pueblos
en Soria y sin cargar más el precio de los productos. "Llevo ocho años y
se ha convertido en mi manera de vivir. Se llama así y el logo es un autobús
porque era el bus de mi ruta de los jueves que tiene un habitante por kilómetro
cuadrado, siendo la zona más despoblada de Europa. La gente mayor todavía
espera este autobús", explica su gerente Victoria Tortosa. En el año 2010,
con la crisis, la Administración dejó de prestar servicios y "la gente del
medio rural se sentía insegura, el bar y la tienda del pueblo cerraron y se aceleró
la salida de las personas mayores porque no podían comprar. Tenía tiendas y las
cerré, pero nos llamaban para llevarles la compra y no tenerse que ir del
pueblo", al menos, antes de que acabasen las fiestas locales.
La Exclusiva Logística Social rompió la cadena de distribución del
producto. "Todas las personas del medio rural nos hacen la compra por
teléfono o e-mail o la hacen los hijos. Se meten en la app y se lanzan los
pedidos a las empresas sociales. Solo transportamos el producto, no lo compramos",
expone Victoria Tortosa, quien apunta que cuando comenzaron en 2014 recibieron
siete pedidos de siete clientes, pasando a 2.000 en seis meses.
El primer año se centraron solo en productos de alimentación, pero poco a
poco fueron buscando proveedores para dar respuesta también a necesidades de
fontanería, rehabilitación de vivienda, muebles, menaje, textil, tintorería o
telefonía móvil. Incluso han puesto en marcha un centro de micro formación
ambulante de innovación tecnológica gratuito para acercar la tecnología a los
más mayores. La Exclusiva, que es sostenible por sí misma desde el tercer año,
atiende a 600 pueblos y tiene cinco trabajadores.
Oliete era la localidad turolense en la que Sira Plaza pasaba sus veranos y
que, hoy en día, es el origen de Apadrinaunolivo.org, iniciativa de la que es
cofundadora y que se puso en marcha al observar que nadie estaba recogiendo las
aceitunas de los olivos y el molino había cerrado. "Es un recurso
desaprovechado, pero que tiene un valor en el mercado", señala Sira Plaza
por lo que empezaron a gestar la idea para recuperar los olivos centenarios, el
suelo y frenar la despoblación de este municipio que llegó a tener más de 2.000
habitantes.
El modelo se basa en apadrinar un olivo, "haciendo sentir a la gente
que es parte de la solución. Les genera bienestar". Una contribución que
permite recuperar y mantener el olivar de la zona -es minifundio- y por la que
los padrinos reciben dos litros de aceite. Además, pueden visitar el olivo
apadrinado, lo que genera alrededor de 3.000 visitas al año a Oliete.
Apadrinaunolivo.org ha ido creciendo y ya ha permitido construir la primera
almazara social y solidaria y generar empleo, puestos que son ocupados en un
50% con personas que tienen capacidades diferentes. Además, los agricultores
perciben precios justos y se ha creado la marca Mi Olivo con la que se
comercializa el aceite de oliva virgen extra. El impacto positivo también se ha
traducido en la potenciación de la biodiversidad y en poner en valor el papel
del suelo como sumidero de carbono. El proyecto se está extendiendo al pueblo
de Alacón con el fin de recuperar su huerta y las recetas tradicionales que se
realizaban con productos como el pimiento o las alcachofas.
Fuente: eleconomista.es
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