miércoles, 7 de octubre de 2015

Nueva agenda (y promesas) en la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible

 
 
 
Del 25 al 27 de septiembre de 2015 se ha celebrado en la sede de la ONU en Nueva York la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, congregando, en el marco de la Asamblea General, a representantes de casi todos los países de la Tierra.
 
 

El cometido esencial de esta Cumbre ha sido, tras hacer balance de los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que han guiado la cooperación al desarrollo desde el año 2000, lanzar una nueva agenda para del desarrollo post-2015. Ello se ha concretado en impulsar los nuevos Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), que reemplazan a los ODM y se proyectarán temporalmente desde el 1 de enero de 2016 hasta el año 2030.
 
El texto de los ODS, resultante de una intensa labor auspiciada por la ONU desde 2012, se plasmó en el documento titulado Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que fue acordado por consenso en la sesión oficiosa del plenario de la Asamblea General el 2 de agosto de 2015 (véase anexo al doc. A/69/L.85, de 12 de agosto de 2015) y se ha aprobado formalmente en la Cumbre como resolución 70/1 de la propia Asamblea, no siendo jurídicamente vinculante. Cumple preguntarse, pues, ¿qué ha aportado esta Cumbre aprobando los ODS? ¿Qué supondrá pasar de los ODM a los ODS?
Para valorar qué han supuesto los ODM y qué podrán aportar los nuevos ODS interesa hacer un poco de historia.
 
En la década de 1990, coincidiendo con el fin de la llamada "Guerra Fría" y un marcado auge del liberalismo económico, la ONU reorientó sus parámetros para la cooperación al desarrollo. Asumiendo que la apertura de los mercados y la globalización contribuirían al crecimiento económico, la ONU convocó una serie de grandes conferencias internacionales para tratar de afrontar concomitantes problemas ambientales y sociales. Entre tales conferencias destacaron, particularmente: la de Río de Janeiro de 1992, sobre medio ambiente y desarrollo, que difundió a escala mundial la noción de desarrollo sostenible, acuñada en el Informe Brundtland de 1987; y la Conferencia de Copenhague de 1995 sobre desarrollo social, donde se enfatizó que el centro del desarrollo debería situarse en el "ser humano".
 
 
Al iniciarse los años 2000, la Asamblea General de la ONU trató de concretar tales ideas, aprobando la Declaración del Milenio, mediante su resolución 55/2 de 8 de septiembre de 2000, y fijando una serie de objetivos para el año 2015, conocidos como los ODM. Éstos han incluido 8 objetivos y se han acabado concretando en 21 metas. Por ejemplo, dentro del genérico Objetivo 1 de "erradicar la pobreza extrema y el hambre", se incluyó la Meta 1.A, consistente en "reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas con ingresos inferiores a 1,25 dólares al día".


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