viernes, 19 de febrero de 2016

Cooperativas, un instrumento transformador


La crisis de valores que ha golpeado la economía global reclama que se retomen los conceptos que dejaron de aplicarse en las economías de mercado. De ahí que el cooperativismo, un elemento transformador de la economía, tenga plena vigencia hoy en día.


Definir una empresa como un instrumento transformador de la economía que busca un modelo económico diferente es hablar de cooperativismo. De hecho, la cooperativa se concibió en los años 60 como un modelo empresarial en el que la persona adquiere el protagonismo frente al capital, siendo esta una postura opuesta a las sociedades mercantiles que han predominado en el siglo XX.

Las cooperativas se caracterizan por ser organizaciones voluntarias, abiertas para todas aquellas personas dispuestas a utilizar sus servicios y a aceptar las responsabilidades que conlleva la condición de socios, sin discriminación de género, raza, clase social, posición política o religiosa. A partir de estos parámetros, los principios de cooperación, democracia, equidad o confianza están presentes en la vida económica de estas empresas. En este sentido, todos los socios participan en la toma de decisiones, cuentan con voto y disponen de información acerca de la gestión de la empresa y las decisiones. Además, todos son trabajadores y propietarios, lo que hace que estén más involucrados en el proyecto.
La cuestión que nos planteamos a continuación es si esta fórmula empresarial funciona en el siglo XXI y la respuesta es afirmativa teniendo en cuenta que la crisis de valores que ha golpeado la economía global reclama que se retomen los conceptos económicos que dejaron de aplicarse en las economías de mercado. En este sentido, solidaridad, sostenibilidad, desarrollo local, responsabilidad social, emprendimiento social y otros muchos conceptos que hoy en día están tomando protagonismo, pueden ser llevados a la práctica gracias a la consolidación de esta economía social en la que la cooperativa alcanza su máximo protagonismo.
En este sentido, son representativas las 20.258 cooperativas que operan en España, que crean 2.219.733 empleos directos e indirectos, siendo estos datos esperanzadores y demostrativos de que este es el camino a seguir. De hecho, la economía social ha sido la única que en los años de crisis no solo no ha perdido capacidad económica sino que ha sido uno de los sectores de creación de empleo, especialmente a partir de la capitalización del paro de trabajadores de empresas que tuvieron que interrumpir su actividad económica por no poder hacer frente a la situación financiera.
Por tanto, cabe preguntarse si este modelo es viable para los emprendedores que quieren poner en marcha un negocio. De nuevo, la respuesta es afirmativa, ya que la cooperativa es un modelo empresarial que no requiere un desembolso inicial elevado, por lo que está al alcance de todo aquel que tenga un espíritu emprendedor. Los socios contribuyen de manera equitativa y controlan de manera democrática el capital de la cooperativa recibiendo una compensación limitada, si es que la hay, sobre el capital suscrito, por su condición de socio. Respecto a los gastos, son también asequibles, ya que van a depender del volumen de negocio que se quiera alcanzar y de los objetivos establecidos por los propios socios.
Esta figura societaria, además, se beneficia de ciertas ventajas legales y fiscales, como la fijación de una responsabilidad limitada a la participación social, el acceso a subvenciones para empresas de economía social, tributa al 20% en el impuesto de sociedades y está exenta del impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados en su constitución, ampliación de capital y otros actos, así como de una bonificación del 95% en el impuesto sobre actividades económicas y de la posibilidad de escoger el régimen de Seguridad Social de los socios.
Por otro lado, el hecho de no tener que repartir dividendos y de que la participación económica de los socios se distribuya en función de su actividad en la cooperativa, y no en función del capital aportado, evita el enriquecimiento personal y refuerza las relaciones personales entre los socios.

Proyectos de carácter social

Además de todas estas ventajas que la convierten en un instrumento atractivo para los emprendedores que quieren iniciar una actividad empresarial, la cooperativa presenta una serie de características que la hacen especialmente apropiada para proyectos en los que predomina el carácter social, el espíritu comunitario, la implicación de sus miembros o la democracia en su funcionamiento interno.
Todo esto convierte a la cooperativa no solo en una opción para sectores tradicionales, como la agricultura o el sector de servicios, donde el cooperativismo ha tenido un gran arraigo. En los últimos años, están apareciendo cooperativas ligadas a la ingeniería y el 'software' que han desarrollado tecnología y patentes propias o que son capaces de amoldarse a las demandas de sus clientes, dada su gran capacidad de adaptación.
Por otro lado, sectores especialmente afectados por la crisis como son la vivienda o el sistema financiero, han encontrado en el cooperativismo una manera de superar los problemas que propiciaron su hundimiento. Así, por ejemplo las cooperativas de viviendas, como sociedades promotoras, se han consolidado como uno de los mejores medios para acceder a una vivienda asequible y de calidad. Por su parte, las cooperativas de crédito tienen como objeto social servir las necesidades financieras de sus socios que al mismo tiempo son copropietarios lo que repercute favorablemente en sus resultados.
Asimismo, las empresas ligadas a entornos universitarios también encuentran en la cooperativa una buena herramienta de trabajo. Se trata de 'start-ups' en las que un grupo de estudiantes o recién licenciados, con escasos recursos pero mucho talento y una buena idea, ponen en común sus habilidades para trabajar juntos y desarrollar su proyecto.
En definitiva, la cooperativa trabaja para el desarrollo sostenible de la comunidad a través de las políticas aceptadas por sus socios, siendo su objetivo reproducir formas empresariales en las que los trabajadores sean los responsables de la organización devolviendo a las personas el protagonismo que nunca debieron perder.

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