Trabajar desde casa es la única
alternativa que ha quedado para muchas empresas que quieren mantener su
actividad. Pero la realidad es que de todas las alternativas de teletrabajo estamos
experimentando con la peor. Primero porque en muchos casos es
improvisada. Las empresas no tenían fórmulas preparadas y solo en los últimos
días han hehco alguna previsión al respecto.
Por otro lado porque además no estamos solos en casa y esto afecta sobre
todo a aquellos que tienen hijos pequeños. No es lo mismo trabajar desde casa
cuando los niños se han ido al cole y vamos a tener bastantes horas de calma,
que hacerlo cuando están reclamando nuestra atención cada dos por tres. En
muchos casos ni siquiera tenemos el equipamiento necesario para
poder conectarnos de forma productiva durante una jornada de ocho horas.
El aislamiento del teletrabajador
Pero es que nos empezamos a encontrar con problemas de comunicación entre
los equipos. No estamos acostumbrados a no estar todos en la misma oficina, y
no es que no vayamos a trabajar un día porque lo hacemos desde casa, en muchos
casos ya son tres semanas. Y quedan algunas más por delante, por lo que
el teletrabajo
se convierte en la única solución, pero se ven más sus defectos que sus
virtudes.
Porque también las tiene y esperemos que muchas empresas sepan sacarle
partido una vez que todo esto acabe. Es posible que mientras dure esta
situación, mientras no acabe la pandemia y volvamos a la normalidad en muchas
organizaciones el teletrabajo se utilice de forma más flexible. No ya por
imposición, pero si como una fórmula para que no todo el mundo esté en la
oficina a la vez.
La opción de teletrabajo a tiempo parcial es muy interesante.
Solo vamos unas horas al día a la oficina, o solo unos días a la semana, de
manera que haya menos gente en los centros de trabajo. No será raro encontrar
este tipo de medidas en diferentes tipos de compañías para evitar que todos
estén juntos en los puestos de trabajo.
Pero
también que podamos empezar la jornada
trabajando desde casa. De esta forma se
puede evitar que la hora punta se concentre una gran cantidad de gente en el
transporte público, pero también reducir la duración de los trayectos. Lo mismo
lo podemos aplicar a la hora de salir, en las horas a las que tenemos que
comer, etc. Todo debería ser mucho más elástico para evitar concentraciones de
gente en la medida de lo posible.
O
cuando llegue el otoño y empiecen
los brotes de gripe. No aguantaremos
como hasta ahora a tener fiebre y extender nuestros virus por toda la oficina
para quedarnos en casa. Al menor síntoma trabajas desde casa y cuando estés
bien te vuelves a incorporar. Servirá para reducir el absentismo, no solo el
propio, sino también el del resto de compañeros.
Esperemos
que cuando todo esto acabe las empresas ya vean el teletrabajo como una fórmula
para facilitar la conciliación y que los empleados puedan realizar sus tareas
desde casa. Y sobre todo se destierre ese pensamiento de que si estamos en casa
no trabajaremos, que el empleado necesita tener al
jefe todo el día detrás para cumplir con su obligación. Todos somos mayorcitos para saber
realmente que tenemos que hacer.
Fuente: Carlos Roberto - pymesyautonomos.com/management
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