La EU y sus Estados
miembros deberían repensar su política industrial y cómo esta puede tener un
impacto en los objetivos de la descarbonización.
La crisis sin
precedentes de coronavirus ha
perturbado profundamente las economías mundiales, y más en concreto las de la
UE y las de sus socios comerciales. Estamos en una fase de la crisis que
todavía no sabemos cómo evolucionará.
Tanto España como la Unión Europea han
dejado claro que su objetivo es preparar sus economías para los cambios
fundamentales de una nueva revolución industrial, crear empleos sostenibles,
afrontar los riesgos del cambio climático y derribar las barreras de la
economía circular para mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos.
Lo que está claro es que, para salir de la
crisis, las economías van a requerir un programa de recuperación a gran
escala basado en un mayor gasto público y un plan de
inversión para estimular el crecimiento económico, acompañado por un marco
regulatorio que soporte y apoye estos planes.
El sector privado
ahora tiene la oportunidad de beneficiarse de nuevas realidades en términos de
acceso al crédito y financiamiento para estar mejor
alineado con los objetivos de la transición verde de España
y Bruselas. También tiene opciones de sumarse a las diversas alianzas que se
están creando —como la Green Recovery Alliance,
que es una plataforma para el intercambio y puntos de vista sobre el nuevo
marco regulatorio que está negociándose actualmente—.
Es probable que una de las lecciones de esta
crisis es que haya un mayor enfoque en la (re) localización de la producción
para industrias esenciales cuya fragilidad ha sido revelada por bloqueos en
todo el mundo. Esto significa que la EU y sus Estados miembros deberían repensar
su política industrial y cómo esta puede tener un impacto
en los objetivos
de la descarbonización. Sin embargo, lejos de pensar en los
potenciales impactos de la política climática en la reindustrialización,
Bruselas sigue con el pie en el acelerador y antes de finales de este año
terminará enmendando el marco de energía y cambio
climático para incrementar los objetivos de reducción de
emisiones del actual 40% a un 55% para 2030. Asimismo, todos los Estados
miembros ya están trabajando a nivel nacional en sus estrategias de
descarbonización para 2050 y en sus planes de economía
circular.
Para encontrar
soluciones que perduren en el tiempo y sean sostenibles, es necesario abordar
preguntas sobre qué modelo económico queremos
lograr para tener una ventaja competitiva con respecto a
otras potencias mundiales, cómo facilitar estas inversiones y cómo coordinar
esta revolución del modelo productivo para permitir que con mayor velocidad
tenga el máximo efecto.
Ante las devastadoras consecuencias de la
crisis del coronavirus y el 'shock' económico que se prolongará durante 2021,
más de 300 empresas ya se han comprometido a proponer las soluciones de
inversión necesarias y estar alineadas con los compromisos climáticos y de
economía circular del EU Green Deal para
revivir la economía después de la crisis.
La
pregunta ahora es en qué punto está tu negocio, si está o no en línea con el EU Green Deal, qué cambios tienes que acometer si quieres ser parte de lo
que se espera en Bruselas. O eres de los que se mantienen impasibles y esperan
a que las decisiones se tomen para ver cómo afectan a su negocio. Esa
estrategia es precisamente la que marcará la diferencia ante esta
situación, algo más complicada de la que ya teníamos antes. Es,
definitivamente, la vacuna que permitirá a las empresas sortear el coronavirus
y empezar una nueva etapa después de la pandemia.
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